Cómic en cine: 'Old Boy', de Park Chan-Wook

Cómic en cine: 'Old Boy', de Park Chan-Wook
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Comentaba el otro día uno de vosotros en una anterior entrega de Cómic de cine la posibilidad de que este especial se hiciera más eco de las muchas adaptaciones que del manga se llevan a cabo desde el noveno arte —sobre todo en el país del sol naciente, claro— y contestaba servidor que, de atender a la inmensidad de títulos que han ido trasladando a imágenes en movimiento las viñetas publicadas en Japón, la pretensión de dar por finalizado a mediados del próximo mes de noviembre este abundante repaso a los tebeos en la gran pantalla se iría al traste sin remedio.

Ello no quita, por supuesto para que, de la misma manera que he venido haciendo hasta ahora, me fije en aquellas producciones que, por un motivo o por otro, deberían formar parte del acervo comiquero-cinematográfico de todo aficionado a una, otra o ambas disciplinas artísticas. Y si todo lo que hemos ido publicando sobre el mundo del manga y el cine ha correspondido al género de animación en entregas anteriores, hora era ya de arribar a las costas de la que, ante todo, es una de las mejores cintas que nos ha llegado del lejano oriente en lo que llevamos de siglo.

'Oldboy', el manga

Oldboy manga

Leído a finales del pasado 2013 gracias a la edición que Random House le dedicaba para aprovechar el posible tirón que pudiera tener ese remake firmado por Spike Lee que tan extremas opiniones ha generado —un remake sobre el que ya verteré mis opiniones en este mismo espacio cuando llegue el momento—, he de confesar que, acostumbrado a la hiper-violencia y al espectacular giro que la cinta que hoy nos ocupa imprimía al relato llegado el clímax, ‘Oldboy’ me decepcionó...ni mucho ni poco, simplemente me decepcionó.

Y si a algo en concreto hubiera que achacar este sentimiento, creo que apuntaría a dos hechos: su extensión y el que los motivos últimos del “villano en la sombra” sean de una magnitud tan poco convincente. Con respecto a la primera, hubo momentos durante la lectura que la descompresión narrativa de la que hace gala la historia llegó a poder con mi paciencia, pasando páginas y más páginas sin que nada de relevancia sucediera en el transcurso de un título que, paradójicamente, no para —y no me preguntéis como tal oxímoron puede llegar a fundirse en las páginas del manga, no sabría qué responderos.

En lo que a la segunda atañe, juega muy en contra del manga el haber conocido la trama de forma previa por la cinta de Park Chan-wook, que consigue llevar al límite de lo tolerable lo que Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi sólo llegan a plantear de forma tímida a lo largo de las más de 1600 páginas de que constan los tres volúmenes publicados por Random House. De todas formas, estas dos cortapisas no quitan para poder valorar en su justa medida el arte de Minegishi, de una clarísima capacidad expositiva y la soterrada fuerza que el guionista imprime a una historia que, de nuevo, alcanzará todo su potencial cuando ese personaje central llamado Goto pase a llamarse Oh Dae-su.

A modo de introducción

Oldboy 1

Decía mi compañero Juan Luís en su temprana entrada sobre 'Oldboy' ('Oldeuboi', Park Chan-wook, 2003) que "redactar la crítica de una de esas películas que calificas como favoritas es siempre difícil". Una afirmación simple pero cargada de sabiduría a la que añadiría que, cuando tienes que escribir sobre algo que es objeto de tanto respeto y admiración por parte de un buen amigo y colega de "profesión", la presión acerca de lo que te dispones a verter en estas líneas de tinta virtual aumenta de forma exponencial alimentada por el deseo de que, lo que aquí quede planteado, sepa hacer justicia a la grandeza de un filme que roza la perfección.

De hecho, mucho trabajo podría ahorrarme si os recomendara ahora mismo que dejaráis de leer y os hicierais el favor de pasaros por el enlace que os he dejado en el párrafo anterior, ya que mucho —me atrevería a decir que incluso todo— lo que servidor comentará aquí ya fue desgranado en el texto de Juan Luís. Si optáis por dicha opción, a más ver. Si preferís seguir leyéndome, sabed que, como apuntaba más arriba, poco o nada se va a comentar en los siguientes párrafos que no vaya orientado a subrayar la completa maestría que dimana de las dos horas de maravilloso metraje de 'Oldboy'.

Y para que veáis que no miento, sirva el presente párrafo como única presencia de lo "negativo" de la producción coreana. Un aspecto éste que se limita a esa onírica escena en el vagón del metro con la hormiga tamaño king-size —entiendo su significado pero siempre he pensado que sobra sí o sí— y a aquello que concierne al muy erróneo doblaje que se eligió en la versión en castellano para Oh Dae-su, una voz que todos identificamos con la de Homer Simpson y que destroza —no podía ser de otra manera— los muchos matices de la interpretación de Choi Min-sik .

'Oldboy' es su guión y sus actores

Old boy 4

Su trepidante arranque, capaz de dejar hipnotizado al espectador más escéptico gracias al enigma que plantean de forma escueta y elocuente sus cuatro encuadres, y que subraya a la perfección el espléndido tema musical compuesto por Jo Yeong-wook —algo que será motivo de constante regocijo a lo largo del filme es su soberbio score—, sirve como soberbio comienzo de un filme al que adjetivos como éste se le quedan cortos en no pocas ocasiones. A fin de cuentas, y considerando la totalidad de la obra de Wook, 'Stoker' (id, 2013) incluída, no hay cima coronada por el cineasta coreano que supere a 'Old Boy'.

Tan categórica afirmación, corroborada año tras año con los diversos visionados que le he hecho a esta afortunadísima adaptación del manga de Tsuchiya y Minegishi queda recogida primero, y de qué manera, en el guión firmado a seis manos por Hwang Jo-yoon, Im Joon-hyeong y el propio Park Chan-wook, un libreto que desgrana la información sin que exista la más mínima posibilidad de anticiparse a los muchos golpes de efecto que van abofeteándonos de forma inmisericorde casi desde el momento en que la cinta se pone en funcionamiento.

Y si muchos son los instantes que van jalonando el metraje, es para el tramo final para el que el guión acumula las mayores sorpresas, las más crueles revelaciones y las más desasosegantes verdades que se ocultan tras esa trama en la que un hombre, después de haber permanecido quince años en cautiverio, es liberado e impulsado por el claro deseo de vengarse del responsable a una búsqueda denodada de quién se encuentra detrás de su secuestro y cuáles son los motivos que llevaron a privarle de su libertad.

Oldboy 2

Obviamente, de poco servirían los esfuerzos de la terna de guionistas si 'Old Boy' no hubiera contado con unos actores a la altura de las circunstancias; unos intérpretes cuya adecuación a los papeles que interpretan es tan brutal como amplia es la muestra de registros que se ven obligados a asumir por aquello que se deriva de un libreto que, ante todo —y como he dejado entrever más arriba— se olvida de cualquier tipo de concesión a la galería.

Conscientes de ello, Choi Min-sik, Yoo Ji-tae y Kang Hye-jung construyen unos personajes con una carga de humanidad asombrosa que provoca en el espectador la inmediata empatía con todos ellos, ya sea con un Min-sik que se dejó literalmente la piel en Oh Dae-su —impresionante la transformación física del actor— y que, obviamente, carga con el mayor peso específico de la trama; ya en la delicadeza de Hye-jung como la entrañable y determinada Mido, que hará lo que sea por el hombre al que ama; ya en ese "villano" que todo lo orquesta encarnado por Ji-tae.

De hecho, si fácil es identificarse con el protagonista, creo que uno de los mejores valores que se deriva de la interpretación de Ji-tae —y, por supuesto, del guión— es dotar a áquel que mueve los hilos que hacen avanzar la trama de una tristeza tan honda que, incluso cuando sonríe, y no son pocas veces, se siente perfectamente la turbulencia que hay detrás de un gesto de felicidad que esconde similares motivaciones de odio y venganza que aquellas que hacen mella en Dae-su.

'Oldboy', ES su director

Old Boy 5

Y detrás de todo, planificando, ejecutando y orquestando esta maravilla visual que es 'Oldboy', encontramos a Park Chan-wook, un director que ahondaba aquí de nuevo en ese motivo de la venganza que tanto ha marcado su cine y que dota a su "criatura" de una personalidad arrebatadora, ya estemos hablando de la espléndida composición de planos que ostenta la totalidad del filme —y de unos encuadres que nunca están fuera de lugar— ya de la fuerza que se deriva de su narrativa, puesta ésta en valor en incontables ocasiones a lo largo de las dos horas de metraje.

A riesgo de pecar de reiterativo, es evidente que el travelling/plano secuencia de la pelea en el pasillo se alza por méritos propios como la más recordada de la producción, y no es para menos: rodada en una sola toma —que costó tres días ensayar—, y haciendo partícipes a los espectadores de la brutal sequedad de la misma, los únicos sonidos que escuchamos durante los casi cuatro minutos en los ésta se prolonga son los de las exhalaciones de los combatientes y el golpear de carne contra carne. Adrenalina a veinticuatro fotogramas por segundo.

Pero, aunque me fascine cada vez que la veo de nuevo como si nunca lo hubiera hecho, soy de los que, si les dieran a elegir, se quedarían con el clímax final en el ático del personaje de Ji-tae, todo un alarde de recursos y, por supuesto, de montaje, que consigue hacer resonar las demoledoras fortalezas del guión hasta extremos impresionantes que son imposibles de verbalizar. Hay que verlo para poder aprehenderse de su genialidad y entender el porqué decimos que 'Old Boy' es una obra maestra.

Un filme para ver con todos los sentidos, para dejarse atrapar por ese talante de tragedia griega que aprisiona a los protagonistas en un círculo de destrucción inevitable y sin esperanzas para la redención —el tono del final no podría ser más fatalista— y que, en la asoladora ambigüedad de su plano final, nos habla de lo poco acomodaticio de un cine de factura impecable que se aparta de forma más que consciente de las formas de que hace gala su equivalente estadounidense. Ya lo decía Juanlu: su mayor defecto, que se acabe a las dos horas.

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