Críticas a la carta | 'Gremlins 2' de Joe Dante

Críticas a la carta | 'Gremlins 2' de Joe Dante
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Unas navidades sin Gizmo ni los inefables Gremlins, no son lo mismo. Por eso esta semana la película escogida, ‘Gremlins 2‘ (‘Gremlins 2: The new batch’, Joe Dante, 1990), no podría ser más oportuna. Si la entrega original tenía lugar de lleno en estas épocas, en una pequeña localidad llamada Kingston Falls –rememorando la ciudad de Bedford Falls de ‘Qué bello es vivir‘ (‘It’s a wonderful life!’, Frank Capra, 1946)–; en esta secuela la frenética acción se sitúa en Nueva York, en el rascacielos llamado Clamp Center.

El enorme éxito de público que supuso ‘Gremlins‘ (id, Joe Dante, 1984), para sorpresa de sus propios creadores, llevó a su productora Warner Bros. a intentar rentabilizar de nuevo la fantástica película y todos sus elementos. Aunque el director Joe Dante se negó en un principio, por considerar esta segunda película como un mero vehículo comercial; la falta de empuje de los que llevaron el proyecto, hicieron inevitable su participación final. Éste había rodado también tres años antes el film, ‘El chip prodigioso‘ (‘Inner space’, Joe Dante, 1987), otra de las películas que recuerdo con más cariño de este director.

Habían transcurrido seis años entre la primera vez que el público vio a Gizmo y la segunda. Un tiempo en el que nuevos impactos, como los edificios inteligentes –aunque visto hoy en día resulte de cartón piedra–, la televisión por cable o la genética, entre otras cosas, estaban a la orden del día. Todos estos temas se usaron para concebir una nueva trama en la que incluir al mogwai –nombre que significa ‘espíritu maligno’ en cantonés– y al resto de criaturas, esta vez sin el guionista original, Chris Columbus. Fue Charles S. Haas el que, junto con Joe Dante, imaginó esta sátira encarnizada de ‘Gremlins’ –ya que se ironiza sobre muchos elementos de la original–, así como una serie incesante de gags en un constante homenaje al cine clásico. En mi opinión, lo más divertido y destacado de la cinta que no consiguió el mismo éxito de taquilla que la anterior. No en vano, ese año también se estrenaron ‘Dick Tracy‘ (id, Warren Beaty, 1990) o ‘Regreso al futuro III‘ (‘Back to the future Part III’, Robert Zemeckis, 1990).

Gizmo entre rejas en

En términos de historia, me sigue pareciendo mejor la película original de ‘Gremlins’. No sólo porque es la primera vez que vemos todas estas criaturas o oímos cantar dulcemente a Gizmo, sino porque, su estructura de fábula de Navidad misteriosa, macabra, nostálgica y con su inevitable moraleja final, la convirtieron en una de las películas míticas de la infancia de una generación.

En esta secuela, en efecto divertida y anárquica, se cambia de tercio y se enfoca el interés en aquéllo que dejo mayor huella en el público. Me refiero a los gremlins y a todas sus gamberradas. Son impagables las incorporaciones de nuevos seres viscosos, entre los que destacan Cerebro, un gremlin sesudo que habla por los codos –su voz en España fue la de Constantino Romero–, como resultado de su paso por el laboratorio. También Mohawk, como la criatura más bestia y salvaje o la inclasificable gremlin-fatal Greta, otra criatura mutante que al tomar una fórmula se transforma en hembra para pesadilla del actor Robert Picardo.

El gremlin Cerebro en

Durante toda la película son constantes sus alusiones a lo clásico tanto en el cine como en la vida. Hay homenajes a Edward G. Robinson, Lauren Bacall, a los musicales de Busby Berkeley o a ‘Casablanca‘ (id, Michael, Curtiz, 1942), entre muchísimos otros. Se incide en recalcar el valor del cine en blanco y negro frente al cine en color que defiende a ultranza el magnate Daniel Clamp, caricatura de Donald Trump, interpretado por John Glover. Por otro lado, se acaba por exaltar el tipo de construcciones y de ciudad que representaba Kingston Falls, por encima del rascacielos en el que transcurre la película. De este modo se enlaza con la nostalgia que ya imperaba en la cinta original, algo que se agradece.

Otros elementos también permanecen intactos, como por ejemplo, la fantástica música de Jerry Goldsmith, el equipo de productores –con Steven Spielberg, el Rey Midas del cine a la cabeza– y el reparto original principal. Zach Galligan, Billy Peltzer en la primera, y Phoebe Cates, como Kate Beringer; repiten sus papeles, cediendo bastante más protagonismo a los gremlins. Además reaparece el matrimonio Futterman, interpretados por Dick Miller –actor descubierto por el director Roger Corman– y la menos conocida Jackie Joseph.

El reparto de

A ellos se añaden otros actores y profesionales populares que contribuyen a crear esta sensación de parodia constante. Los cameos más destacados son los de Christopher Lee como Dr. Catheter, un genial actor con una carrera larguísma, capaz de hacer suyas todas las escenas en las que aparece. También John Astin que se hizo famoso con la serie de televisión ‘La familia Addams‘ (‘The Addams family’, 1964-1966). Otras apariciones comprenden la del propio Dante y otros miembros del equipo, además de la del crítico de cine Leonard Maltin que en su momento opinó negativamente de ‘Gremlins’ y en esta cinta, dichas criaturas le atacan. Una divertida manera de reivindicar el éxito anterior y añadir más irreverencia a la película, si cabe. Este es uno de sus mayores aciertos, el de no tomarse en serio.

Christopher Lee en

Curioso también es el inicio de la película con los personajes de Looney Tunes y el segmento en el que se nos hace creer que la película se ha estropeado y aparece Hulk Hogan para arreglarlo. Dos secuencias que acentúan esa voluntad de entretener y hacer partícipe al espectador en todo momento. La película ‘Aterriza como puedas‘ (‘Airplane!’, Jim Abrahams, David Zucker & Jerry Zucker, 1980) o la serie ‘Luz de luna‘ (‘Moonlighting’, Glenn Gordon Caron, 1985-1989), son otros dos ejemplos más de transgresión total en la vertiente cómica.

A pesar del gran entretenimiento que suponen estas criaturas, sus constantes guiños y la banda sonora; sigo prefiriendo, como ya he dicho, la cinta original a esta segunda parte en la que la parodia y los gremlins saturan un poco un endeble argumento. No obstante, debo reconocer que un buen rato está asegurado si le llevas un vasito de agua a Gizmo y un tentempié a medianoche. No se olviden nunca de las tres normas.

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