La reportera del Canal 6 April O'Neill (Megan Fox) investiga los crímenes cometidos por clan del Pie. En el curso de su investigación, descubre que un justiciero han empezado a plantar cara a tal amenaza. Cuando descubre que son cuatro los justicieros y que son tortugas ninja, empieza a preguntarse por los experimentos que Eric Sacks (William Fichtner) y su padre hicieron en el pasado.
Me interesa el asunto, pero este es un caso muy extraño de nostalgia. Un caso realmente peculiar. Pues la nostalgia no es por el material original. Me explico, 'Ninja Turtles (Las Tortugas Ninja' ('Teenage Mutant Ninja Turtles', 2014) es, en teoría, otra versión más del tebeo alternativo creado por Peter Laird y Kevin Eastman. Pero el tebeo no fue nunca el origen de la nostalgia.
En 2007, y sin vocación nostálgica, una versión animada (digitalmente) de las tortugas se estrenó 'TMNT' (id, 2007) era una apreciable cinta de acción para todos los públicos.
Ese mismo verano, Michael Bay dirigía la primera entraga de 'Transformers' (id, 2007), oportuna revisión de los juguetes / serie televisiva ochentera en clave totalmente servicial, ruidosa y no demasiado briosa en lo visual.
Bay es productor y no es casualidad de la nueva versión, dirigida por Jonathan Liebesman. Lieberman lidera una serie de decisiones de dirección demasiado incoherentes: cámara al hombro, planos áereos de rutina televisiva típica, situaciones y efectos sonoros a rebufo de la saga de los transformers, chistes malos y tontos sobre ser un jedi..
Fórmulas obvias
Y hay tres escenas de acción, apreciables. El material no da para más, por supuesto, y la película es tan tonta, directa y esquemática como cualquiera de los miles de episodios de la serie de los ochenta y noventa.
La infancia encontrará espectaculares las andanzas de estas tortugas, pero en mi juventud, aprecio ahora, más que antes inclusive, el abrazo total a la serie B que hicieron las versiones cinematográficas iniciales, con trajes diseñados por Jim Henson.
A diferencia de esta versión, estúpida y distraída, aquellas entendían que el sentido de la maravilla de la propuesta solamente podía venir con coreografías, sentido del humor y tono de cuento de hadas.
El descaro de entonces, de una vitalidad contagiosa, ha dado paso a chistes sobre jedis, publicidad de pizzas y marcas de lencería y elaborados efectos digitales.
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