'Regreso a casa', inolvidable

'Regreso a casa', inolvidable

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'Regreso a casa', inolvidable

Dicen que Steven Spielberg invitó a Zhang Yimou a los USA para proyectar un montaje de ‘Regreso a casa’ (‘Gui lai’, 2014) —película que ha llegado a nuestro país con sólo dos años de retraso—, film que causó al llamado Rey Midas una profunda impresión, tanto que estuvo llorando durante una hora. No me extraña. La película posee prácticamente todos los elementos que a Spielberg le gustan en un film, incluso cierta formalidad occidental, además de guardar paralelismos con cierta famosa película que estuvo a punto de dirigir.

Lo cierto es que yo prefiero a Yimou cuando tira de la fábula —por ejemplo ‘La casa de las dagas voladoras’ (‘Shi mian mai fu’, 2004)—, más que cuando se pone intimista y serio. No obstante ‘Regreso a casa’ me ha pillado totalmente desprevenido, desarmado, ante la sencillez de su historia, tan mínima como profundamente emotiva y llena de detalles. Una historia —en el contexto de la Historia de China— de amor, que marca el carácter atemporal del sentimiento más caprichoso que existe.

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El adiós de la memoria

‘Regreso a casa’ tiene dos partes bien diferenciadas, separadas por un momento único, el impedimento del encuentro de la pareja protagonista, Lu y Feng —excelentes Chen Daoming y Gong Li— en una estación de tren, lugar por excelencia de muchos grandes dramas románticos. El contexto, la Revolución cultural china; Lu es un enemigo del gobierno a quien traicionará su propia hija Dan Dan —personaje a cargo de Zhang Huiwen— para poder así aspirar a mejores papeles en su pasión: el baile.

Media hora, más o menos, dura ese primer tramo en el que se realiza una concisa presentación de personajes. Un matrimonio, separado, que se ama poderosamente, tal y como muestra la emotiva secuencia de la estación; y una hija a la que cierto tipo de celos le llevan a cometer una estupidez que encontrará su comprensión —perdón— con el paso del tiempo. Una elipsis de varios años nos lleva a la liberación de Lu y su regreso a casa. A partir de ahí ‘Regreso a casa’ se vuelve demoledora.

(From here to the end, Spoilers) La ilusión del reencuentro entre Lu y Feng se verá ensombrecida por el hecho de la amnesia de ella, que no reconoce a su esposo. A lo largo de los días, Lu, armado de paciencia, intentará que su esposa le reconozca, hasta le mostrará cartas, escritas supuestamente durante su encarcelamiento, con el afán de disipar la niebla que ensombrece su mente. Ella, mientras tanto, irá a recibirle el día 5 de cada mes, en lo que será un ritual durante años y años.

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Desoladora

Es precisamente el punto de Lu intentando que su mujer recuerde el que une el presente film con la trama actual de la ñoña ‘El diario de Noa’ (‘The Notebook’, Nick Cassavetes, 2004), que Spielberg estuvo a punto de dirigir. Sin embargo, la escandalosa concesión que en el film del hijo de John Cassavetes se da —ella recuerda a su marido al final de cada día— aquí no tiene lugar. Paradójicamente, recuerdo y olvido, memoria e historia, irán de la mano. La unión de un amor recordado y sentido de formas muy diferentes.

Yimou narra con una elegancia fuera de lo común, y arriesgando en el uso del formato scope, enmarcando —habría que decir aprisionando— a sus personajes entre puertas nunca cerradas, entre recuerdos horribles, losas de un pasado que se quiere olvidar —una violación se produce en off, dándole una vuelta de tuerca al tema de la amnesia—, siempre juntos y separados, a veces unidos por miradas o silencios, aunque en alguna ocasión se bordee peligrosamente el ridículo, como en la secuencia del piano.

La labor actoral es sencillamente impecable. Gong Li renunciando a su espectacular belleza con un personaje difícil, y Chen Daoming en una impresionante muestra de contención dramática, poseen una química indiscutible. El devastador epílogo es buena muestra de ello. Lu y Feng tras los barrotes de la puerta de la estación. Ella, esperando por él. Él a su lado, resignado, encarcelado de por vida en la prisión más terrible que existe, la del olvido.

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