Sitges 2010 | 'Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas' (Apichatpong Weerasethakul), 'Black Death' (Christopher Smith) y resumen con lo mejor y lo peor de la 43ª edición

Sitges 2010 | 'Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas' (Apichatpong Weerasethakul), 'Black Death' (Christopher Smith) y resumen con lo mejor y lo peor de la 43ª edición
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Con esta entrada, en la que voy a hablaros de dos títulos que competían en la sección oficial, se acaba mi repaso a Sitges 2010. Como os prometí, al final os he incluido una lista con las mejores y las peores películas que vi en la localidad catalana, lo más destacado de la 43ª edición de un certamen que (al contrario de lo que asegura su director Ángel Sala) cada vez parece menos fiel a los géneros que defiende y representa, el fantástico y el terror. Sin más, os invito a seguir leyendo.

‘Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas’, cine muerto

Flamante ganador de la Palma de Oro en Cannes, ‘Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas’ (desastroso traducción española de ‘Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives’), el nuevo trabajo del tailandés Apichatpong Weerasethakul, era sin duda alguna uno de los títulos más potentes de la 43ª edición del festival de Sitges, su proyección resultaba una cita imprescindible para todo amante del cine. Además, los organizadores se tomaron la molestia de traer al director, que habló con entusiasmo a un público expectante. Nada más comenzar la película, un servidor ya se estaba llevando las manos a la cabeza, lamentando las casi dos horas que estaba a punto de tirar a la basura.

¿Exagerado? El primer plano de la película muestra una vaca atada a un árbol. Pasan los segundos, la cámara no se mueve y el animal sigue ahí. Hace un intento de soltarse. Pasa más tiempo. Y más. No hay música, no pasa nada. La vaca sigue ahí. ¿Exagerado? Por fin hay un corte y vemos una criatura negra, con ojos rojos, en medio de una selva. Está quieta. Pasan más segundos. Corte y aparece el título. Mientras me acomodaba lo mejor posible en la butaca, preparándome mentalmente para enfrentarme al asunto con sentido del humor, algunos no dejaron pasar la oportunidad de aplaudir con fervor el arranque, no de la supuesta mejor película del año; en realidad, una obra vacía, boba y torpe, una auténtica tomadura de pelo. Pero ya sabéis, triunfó en Cannes, arrodillémonos todos ante el inconmesurable talento artístico de Apichatpong.

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‘Uncle Boonme recuerda sus vidas pasadas’ (‘Long Boonmee Raleuk Chat’ en tailandés) sigue el cotidiano día a día de varios personajes a los que les ocurre algo fantástico. Uno de ellos es el tío Boonmee, afectado por una insuficiencia renal; una noche se le aparece el fantasma de su mujer, y vuelve a ver a su hijo perdido, que ahora tiene la forma de un oscuro mono (tuvo sexo con una mona). No ocurre nada más de interés con Boonmee, excepto que se aburre y decide ir a una cueva a morir (eso viene indicado en la sinopsis oficial de la película, que no se me escandalice nadie).

También hay una mujer que añora su juventud, se mete en un lago y un pez la penetra fogosamente. Un joven se hace monje y se ducha. Otros personajes ven la televisión. Es una película hueca, insufriblemente lenta, esto es, sin información nueva o valiosa en sus eternas secuencias, con diálogos improvisados que da igual oír o no, situaciones intrascendentes, y nula imaginación visual (constantes planos estáticos, mire usted donde quiera que no pasa nada). Aclaraba el realizador que su película es un homenaje al cine de su país, a unas historias que ya no se cuentan. Pues claro. Pero así funciona esto, Apichatpong Weerasethakul (graduado en arquitectura, estudió cine en Chicago) ha presentado todos sus largometrajes en Cannes. Es un genio. Mañana se graba a sí mismo en el váter durante tres horas, y le dan más premios. Porque huele diferente. Pero de los errores se aprende, y a mí no me la cuelan más. Avisados estáis.

‘Black Death’, sórdida aventura

Por el contrario, ‘Black Death’ supuso una de las sorpresas más agradables del festival. Partiendo de un guión escrito por Dario Poloni, el británico Christopher Smith, director de ‘Desmembrados’ (‘Severance’) y ‘Triangle’ (también en la programación de Sitges 2010) nos traslada al siglo XIV para narrarnos la infernal aventura de un puñado de hombres cuya misión es hallar la salvación en una Europa podrida, asolada por la peste negra. El eje central de la historia es el (dramático) viaje de aprendizaje de un joven monje (Eddie Redmayne, dando vida a un personaje muy similar al que interpreta en la serie ‘Los Pilares de la Tierra’) que, para reencontrarse con la mujer que ama, acepta servir como guía de una expedición liderada por Ulric (Sean Bean), un carismático guerrero que habla y lucha en nombre de la Iglesia Católica. El objetivo es encontrar un pequeño pueblo, el único lugar donde se rumorea que la peste no ha llegado aún, con la esperanza de encontrar una cura.

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O eso cree el protagonista. ‘Black Death’ se divide en dos mitades muy diferentes, ambas muy interesantes y efectivas. El primer tramo del film se centra en retratarnos el moribundo escenario (realmente lograda la ambientación, casi se huelen y se sienten los sórdidos paisajes fotografiados por Sebastian Edschmid) y presentarnos al grupo protagonista, integrado por el ingenuo monje y el grupo comandado por Ulric cuyo verdadero propósito se revela una vez iniciada la travesía.

El segundo bloque tiene lugar cuando llegan a su destino, la misteriosa aldea que aún permanece inmune a la enfermedad. Smith nos sumerge entonces en una pesadilla donde desaparece la frontera del bien y el mal, dando lugar a un ambiguo relato de fe, amor y odio de violentas consecuencias. Es muy de agradecer que siempre se conserve un tono seco y realista, aunque se juega hábilmente con las creencias y los miedos de los protagonistas. Por el contrario, se echa en falta mayor nervio en las secuencias de acción, especialmente la primera (típico enfrentamiento mal planteado, demasiado troceado en la sala de montaje) y un mayor aprovechamiento de los personajes, aunque se disculpa, se entiende que la cuestión principal es transportar al espectador a un mundo de tinieblas, donde no hay inocentes, hay supervivientes.

Lo mejor y lo peor de Sitges 2010

Algunos lectores me han pedido, a lo largo de esta serie de reseñas sobre lo que vi en Sitges, un listado con las películas más interesantes, para tenerlas en cuenta en caso de que algún día lleguen a estrenarse en salas comerciales. Evidentemente, mi visión no es solo muy subjetiva, también es muy parcial. Sólo tuve la oportunidad de ver una porción de la programación, debido al lamentable, imposible, horario de las sesiones más importantes, solo os pude hablar de dieciséis títulos de una sección oficial integrada por veintiséis. Pero bueno, en conclusión, de las 41 películas que vi, las 5 mejores fueron:

‘Confessions’ (Japón, 2010) de Tetsuya Nakashima

‘La doppia ora’ (Italia, 2009) de Giuseppe Capotondi

‘Somos lo que hay’ (México, 2010) de Jorge Michel Grau

‘Super’ (Estados Unidos, 2010) de James Gunn

‘Thirteen Assassins’ (Japón, 2010) de Takashi Miike

Nadie me ha preguntado por las 5 peores, pero me parece incompleto un resumen sin incluir también lo menos acertado del festival. Así que a continuación os dejo los títulos del peor cine que vi este año en Sitges, también por orden alfabético:

‘After.Life’ (EE.UU., 2009) de Agnieszka Wojtowicz-Vosloo

‘A Serbian Film’ (Serbia, 2010) de Srdjan Spasojevic

‘Jonah Hex’ (EE.UU., 2010) de Jimmy Hayward

‘La casa muda’ (Uruguay, 2010) de Gustavo Hernández

‘Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas’ (Tailandia, Reino Unido, Francia, Alemania, España, 2010) de Apichatpong Weerasethakul

En general, me sentí decepcionado con la programación, no encontré ninguna obra que me dejara extasiado, y teniendo en cuenta el bajo nivel general, me temo que quizá los títulos que más me entusiasmaron no lo habrían hecho, o no de esa forma, en otras circunstancias. Acabé un poco quemado, sí. También me llevé un chasco con los invitados, esperaba con ilusión la llegada de John Carpenter, Takeshi Kitano o Zhang Yimou, pero en su lugar vinieron Kellan Lutz y muchos productores. Imagino que algunos os habréis preguntado por qué este año no he publicado entrevistas. La explicación es sencilla, pedí hablar con los invitados más interesantes (Kim Ji-woon, Joe Dante, Matt Reeves…) pero o no disponían de tiempo o no nos tuvieron en cuenta. En fin, lo más probable es que no que acuda el año que viene, pero esperaremos a ver el programa de Sitges 2011, nunca se sabe.

PD: También vi una buena ración de cortometrajes. Pese a que la mayoría estaban dirigidos por alumnos de escuelas catalanas (supongo que es lógico), los tres cortos que os recomiendo buscar son ‘Jack’ (Canadá, Kryshan Randel), ‘Deus Irae’ (Argentina, Pedro Cristiani) y ‘Je T´aime’ (Japón, Mamoru Oshii). La mayor memez sí era española, un trabajo tan malo que ni se han dignado a incluirlo en la web del festival. Iba de un tío que se convierte en perro. Insufrible, merecía una bronca del público, pero era tarde y se prefirió el cachondeo.

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