Halloween y las películas de medianoche

Halloween y las películas de medianoche
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Teníamos dieciséis años y Sitges era un símbolo, estaba tan presente que no era solo el festival en sí mismo. Era todo aquello que allí se veía y luego glorificaba. Oíamos hablar, como otros catalanes, del festival como ese lugar donde se proyectaban toda clase de películas lo que para mi yo juvenil y su mejor amigo de entonces era algo así como todas las películas que nos interesaban.

Nunca supimos demasiado bien cómo llamar a aquella experiencia pero cerramos el verano anteciendo el Halloween y alquilando aquella película coreana y extraña. Se trataba de 'Old Boy' (올드보이, 2003).

Lyndon 1

De no saber qué pensar, llegó el final y nos cogió demasiado jóvenes, tal vez idealmente jóvenes, para narrar la catarsis y explicarnos aquella historia. Fue maravilloso. No sé si fue entonces que nos propusimos celebrar Halloween con maratones, aunque funcionó, claro.

El cine de medianoche

Todo estaba por llegar, por supuesto. Las preocupaciones, las divergencias, las elecciones importantes, las neceisdades y las obligaciones.** Creo que uno termina siendo cinéfilo porque le gusta ser amigo, acompañarse de gente; y el cine de medianoche es perfecto para ello.**

Descubrí el término más tarde y descubrí que ya no valía para mi tiempo. Lo usaban Jim Hoberman y Jonathan Rosenbaum para nombrar las que fueron, en verdad, Midnight Movies, así se llama su libro.

Barry Lyndon 2

Con todo, no he dejado de pensar que mi amigo y yo veíamos películas de medianoche. Teníamos a 'Ichi the Killer' como una salvajada inigualable en violencia pero un tanto cargante; teníamos a Ridley Scott como el rey de lo extraño por hacer esa 'Alien: El octavo pasajero' (Alien, 1979), teníamos, claro, a John Carpenter en el centro mismo del horror.

El otro día me acordé de hasta qué punto el cine de terror es una historia, una recomendación que viste una expectativa y un anhelo para ampliar el imaginario a lo desconocido. Me acordé de esto porque ya han venido pasando diez años desde entonces y porque esa vida mía - de Halloweens en diferido - ya no existe ni se da ni se necesita, probablemente acaso sería una obligación artificial.

Lyndon 1

Y me acordé porque vi 'It Follows' (id, 2014), esta película pretenciosa y atmosférica que ha hecho David Robert Mitchell. Y pensé que probablemente entonces, de ser yo aquel muchacho de entonces, la habría visto con mi amigo y los dos habríamos dado en nuestro santoral con el piropo ideal: tradicional pero con su propia diferencia.

Ahora, apenas me pareció buena, sensual, algo estirada y más conservadora de lo que debería, más de lo que admiten sus defensores. Tal vez el más simpático chasco de Halloween sea ver como tras apagar la luz, nunca pasa nada demasiado. El problema no será tampoco el sueño o la pesadilla sino el despertar. Pero ésa es otra historia.

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