‘The Walking Dead’, ¿es realmente mejor que el cine de zombies?

‘The Walking Dead’, ¿es realmente mejor que el cine de zombies?

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‘The Walking Dead’, ¿es realmente mejor que el cine de zombies?

Bueno, pues depende. Plantear una pregunta así tiene truco, desde luego, pero tampoco aparece de la nada. Después de seis años en emisión, la serie ha ido ganando seguidores, batiendo récords de audiencia e introduciendo el apocalipsis zombie en la ficción audiovisual mainstream a lo grande. Hay razones de peso para pensar que, efectivamente, estamos ante la ficción postapocalíptica zombie definitiva. Y quizá no les falte razón a quienes lo sostienen. Hay un buen puñado de razones.

Para empezar, el nivel de la producción es espectacular, el rodaje en exteriores y su aspecto de neo western le dan un calado de credibilidad y plausibilidad al fenómeno zombie que ya quisieran la mayoría de películas del género. La escala del apocalipsis se deja notar en todo su esplendor con grandes hordas de muertos, efectos y maquillajes de primera y tramas que no tienen miedo en utilizar el formato de road movie muy a menudo. No cabe duda de todo esto, con unos dos millones de dólares de presupuesto por episodio.

Además, el equipo detrás no es ajeno al cine zombie. Greg Nicotero, técnico de efectos especiales consagrado, tuvo su primer trabajo en ‘El día de los muertos’ (Day of the Dead, 1985) de la que, por cierto, la serie toma ideas, tono y hasta escenas clavadas. El aspecto de sus muertos vivientes fueron la base que tomó Nicotero para sus maquillajes y movimientos. Es pues, una nota de prestigio que la une directamente con el creador de todo esto. Es más, es la secuela apócrifa o el derivado de George A. Romero más fiel a su universo. ¿Qué puede salir mal?

Es difícil de explicar. Desde su primera temporada ha habido un sector crítico con la serie. Mucha gente se ha bajado del carro y tiene asociada a su marca a aburrimiento, ritmo lento y falta de interés que no se corresponde a los datos que va dejando la serie cada año. Su popularidad va en aumento, por alguna razón, engancha a gente de distintos rangos de edad y sexo. Sin embargo, cuando se compara con las películas de género, suele salir bien parada. A veces eres lo que pareces.

Walking Dead Cine Zombi2

Luces y sombras de un éxito

The Walking Dead’ luce estupenda, tiene grandes actores y tiene giros de guión tremendos. Pero dentro del género, el de la tierra invadida por los zombies, hay cientos de películas posibles. Puedes hacer cine de catástrofes, drama, aventura o acción. El creador de todo esto, George A. Romero, tiene, a lo largo de su saga ejemplos de todos esos géneros. El problema que impide elevarse a ‘The Walking Dead’ sobre el buen cine zombie es que es un drama demasiado puro. Serio. Sádico. Sin humor. Ni una pizca. Y Ahí es dónde encuentra su mayor talón de Aquiles.

Hay momentos para la aventura y la acción, la textura postapocalíptica da pie a ello, pero su tono quiere tirar a la crudeza y el conflicto de la violencia que su discurso está quedando caduco. Se está convirtiendo en una telenovela con sangre y muertes salvajes. Además, sigue anclado en cierta estética y pathos del cine de terror post torture porn, heredero del revival american gothic popular de los 2000 que comienza a quedar muy descuadrado con las sensibilidades actuales del género en las salas cinematográficas.

La evolución que sigue su línea argumental es correcta. Cada vez va a más, aumenta su cantera de personajes, y su escala parece llevar hacia toda una guerra de niveles épicos. Resulta excitante saber que va a pasar. Y sus productores, creadores y responsables han empezado a dejar de pensar en que cada episodio funcione per sé, dejando fluir sus historias naturalmente. Ahora se nota una mano en la sombra, prolongando momentos, ofreciendo una de cal y otra de arena, racionando la carne entre los huesos hasta el mínimo.

Walking Dead Cine Zombi1

La herencia de la telenovela

La última intervención fue la genial idea de plantear un final de temporada que no daba las respuestas que habían generado durante demasiados episodios, para hacer esperar al primero de la séptima, en el que ha dado otro golpe en el fondo, creando una nueva marca de la peor versión de la serie. Repeticiones absurdas, flashbacks sobre algo que se acaba de ver y una redundancia que comienza a ser demasiado tradicional y cómoda para sus creadores. Pero la peor herencia de la mala televisión se deja notar en algo más.

De un tiempo a esta parte, las series como esta o ‘Juego de Tronos’ (Game of Thrones, 2011) han introducido la posibilidad de que “cualquiera puede morir” por lo que no merece la pena encariñarse con ningún personaje. Desde un principio, esto se ha interpretado como un signo de prestigio, como una medallita para la sangre fría de sus guionistas. Pero, más bien, lo que empieza a parecerse es a un ‘Gran hermano’ en el que, en algún momento, uno de los habitantes de la casa es nominado y alguien le revienta la cabeza con un bate.

Apoyada demasiado en esos misterios de folletín, ‘The Walking Dead’ pierde puntos como representante digna del género. Una buena película de zombies siempre deja los zombies en un segundo plano, como sí consigue la creación de Robert Kirkman, pero ante todo, maneja el problema como arma arrojadiza contra la realidad, refleja y habla de algo más a través de su violencia y eso es algo que esta serie, de un tiempo a esta parte, ha abandonado para centrarse en sus tretas dignas de culebrón de baja estofa.

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