'Almas de metal', bienvenidos a Westworld

'Almas de metal', bienvenidos a Westworld

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'Almas de metal', bienvenidos a Westworld

Hoy 2 de octubre se estrena ‘Westworld’, la ambiciosa serie con la que HBO busca sustituta para ‘Juego de Tronos’ antes de que la obra basada en las novelas de George R.R. Martin llegue a su fin. Lo va a tener muy complicado no ya para igualarla, que eso lo veo directamente imposible, sino para estar al menos a la altura tanto de los deseos de la cadena como de las esperanzas de los espectadores.

Apenas faltan unas horas para que podamos hacer la primera toma de contacto con ‘Westworld’, pero antes quizá os interese echar un vistazo a ‘Almas de metal’ (‘Westworld’), primera película del escritor Michael Crichton -aunque el año antes había realizado un telefilm- estrenado en 1973 que sirve de inspiración para la gran esperanza televisiva de esta temporada. Es también una propuesta que merece la pena reivindicar y que sirve de precedente directo para otras obras muy populares.

El parque de atracciones… ¿perfecto?

Escena Almas De Metal

‘Almas de metal’ nos presenta lo que parece el parque de atracciones perfecto, ya que permite a sus visitantes una experiencia increíblemente realista que les lleva al salvaje oeste, el imperio romano y la Europa medieval. El sexo y el asesinato también están permitidos, ya que para ello han construido unos robots que podrían perfectamente confundirse por humanos. Sobre el papel, una aventura única en la vida pagando “sólo” 1.000 dólares diarios -de la época- por ello, pero, como era de esperar, las cosas se complican.

Como el propio título original adelante, ‘Almas de metal’ se centra de forma casi exclusiva en el mundo del salvaje oeste, reproduciéndose una serie de lugares comunes que cualquiera esperaría estando allí. La diferencia es que los visitantes llevan siempre las de ganar, acertando ahí Crichton al mostrar a dos visitantes, uno que ya había estado antes y otro que descubre Westworld por primera vez.

Westworld Yul Brynner

De esa forma, Crichton tiene la posibilidad tanto de asumir como normales multitud de detalles como de pararse en todos aquellos que crea más convenientes. Eso beneficia al ritmo de la película hasta el punto de que parece una película que cuenta mucho más de lo que realmente ofrece al espectador, ya que al final es una aventura muy concreta que tampoco incide demasiado en las peculiaridades de la existencia del propio parque.

De hecho, el malfuncionamiento de los propios robots de forma sistemática es algo que se expone, aprovechándose más para cierto deleite visual mostrando los mecanismos de alguno de ellos que con una función argumental más allá de la evidente. Esto podría haberse vuelto en su contra, pero lo cierto es que Crichton sabe muy bien lo que quiere y se limita a ir directo al grano sin complicarse en elementos más o menos secundarios que podrían haber roto el equilibrio de ‘Almas de metal’.

’Almas de metal’, autolimitada pero muy efectiva

Almas De Metal Westworld Yul Brynner

Lo que sí llama la atención es que rechace la posibilidad de llegar a fascinar al espectador por lo impresionante que resulta la mera existencia del parque, algo en lo que sí incidiría muchos años después en ‘Parque jurásico’. Ese adorno narrativo queda de lado en beneficio de una exposición clara y sencilla que también afecta a su trabajo de puesta en escena, donde huye de todo tipo de alardes en beneficio de una sencillez que encaja como un guante con su propio guion.

No obstante, Crichton sí se preocupa en crear un personaje memorable con el pistolero interpretado por Yul Brynner. Además, lo hace manteniendo esa sencillez que mencionaba antes, ya que su expresividad no difiere en nada a la del resto del robots y es el propio rostro del actor y su vestimenta la que nos hacen percibirlo ya desde el primer momento como la gran amenaza a la que tendrán que hacer frente los protagonistas.

Eso sí, su icónica presencia no alcanza una dimensión totalmente memorable hasta un tramo final que se adelanta al slasher en la construcción de un villano implacable que parece imposible de asesinar -y su inexpresividad nos remite por ejemplo a la temible máscara de Michael Myers-, incluyéndose incluso algunos momentos desde el punto de vista del robot asesino -para ello ‘Almas de metal’ se convirtió en la primera película que utilizó el sistema de procesado digital-, otro rasgo distintivo del famoso subgénero de terror.

Mi antiguo compañero Sergio -seguro que no soy el único que le echa de menos- también señaló muy acertadamente la influencia de ese vigoroso tramo final en el clímax de ‘Terminator’, y lo cierto es que tampoco es descartable que Cameron moldease en parte ese universo a partir de la idea de qué sucedería si los robots de ‘Almas de metal’ se adueñasen del mundo. Sin embargo, Crichton no parece interesado en los grandes conceptos, ya que él mismo limita esa posibilidad, seguramente con la idea de ofrecer una historia perfectamente cerrada. Seguro que ni él concebía una posible secuela…

En definitiva, ‘Almas de metal’ es una muy interesante película de ciencia-ficción que quizá se contenga más de la cuenta a la hora de abordar las posibilidades de su historia, pero también es cierto que realiza un gran trabajo con el enfoque que propone Crichton y nos deja un personaje para el recuerdo con ese villanesco pistolero encarnado con efectiva frialdad por Brynner.

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